Boca Juniors cerró su participación en el Mundial de Clubes con un empate 1-1 ante Auckland City, un equipo semiprofesional de Nueva Zelanda, y se despidió sin victorias y con una sensación de decepción. La victoria de Benfica ante Bayern lo dejó fuera incluso antes de jugar su último partido, y el empate final sólo profundizó el mal trago.

El equipo neozelandés había recibido 16 goles en sus dos partidos anteriores, pero logró resistir ante un Boca apagado, sin reacción y lejos de su mejor versión. Un final impensado para uno de los clubes más grandes de América, que deberá hacer una autocrítica profunda tras un paso muy flojo por la competencia.