El 26 de agosto debería marcarse en el calendario como la jornada en la que el fútbol menos pensado reclama su lugar en la historia, al menos según Nahuel Lanzón. Ese día, equipos y selecciones “fuera del radar” nos regalaron hitos imposibles de ignorar: el Kairat de Kazajistán eliminando al Celtic y metiéndose en Champions, el Pafos FC de Chipre sorprendiendo al Estrella Roja para seguir su sueño europeo y hasta Madagascar, que se metió en la final del Campeonato Africano de Naciones, demostrando que el fútbol también vibra lejos de las potencias tradicionales.

Esos momentos son los que hacen grande a este deporte: cuando el débil se anima, cuando un escudo desconocido se mete en la mesa de los gigantes, cuando el fútbol exótico se convierte en protagonista. Porque cada tanto, el mapa del fútbol mundial necesita una sacudida, y nada mejor que celebrarla en un día de reivindicación global.