
Hace unos años, el streamer argentino Luquita Rodríguez tiró una teoría que quedó inmortalizada en el folklore futbolero: “los futbolistas colombianos juegan sin contexto”. Ni para bien ni para mal, decía, pueden hacer una chilena en mitad de cancha y clavar un golazo… o meter un codazo sin lógica. Siempre en su propio universo, como si cada partido se reiniciara de cero.
Ayer, la Copa Libertadores nos regaló otro par de capítulos perfectos para la colección. Duván Vergara rezando durante un penal de Racing, en vez de esperar el rebote, y Edwin Cardona —uno de los que inspiró la teoría— primero rezando en un penal de Nacional y, acto seguido, insultando a un rival tras el gol para irse expulsado. Todo, sin medida, sin contexto. La teoría vive, señores. Y cada vez suma más pruebas.
