Hace exactamente 8 años, Lionel Messi se encargó de escribir otra página épica en su historia con el Barcelona. Fue en el mismísimo Santiago Bernabéu, con el clásico igualado 2-2 y el tiempo ya cumplido, cuando el 10 frotó la lámpara y marcó su gol número 500 con la camiseta culé. Lo hizo, como no podía ser de otra manera, ante el Real Madrid y en el último minuto del partido. Un final de película, con Leo como protagonista indiscutido.

Y como si el gol no hubiera sido suficiente, su festejo se volvió una postal eterna: se sacó la camiseta y la mostró a la tribuna del Bernabéu, como diciendo “acá estoy yo, y acá quedo en la historia”. No fue solo un gol más, fue un grito de leyenda, un símbolo de supremacía. Una imagen que quedó grabada a fuego, porque si algo sabe hacer Messi, es dejar huella.